La temporada estival vive sus últimas semanas en el sur. Comienza una cuenta regresiva para uno de los procesos más importantes para el cuidado del ganado que repasamos con un experto de Manuka.
Es un proceso clave para el cuidado de los animales, el manejo estratégico de las praderas, y uno que se trabaja con mucha antelación para poder cubrir la demanda alimenticia de las miles de vacas que dan vida a la productora de leche más grande del país, en los meses más duros del invierno.
“Es una etapa que tiene dos subprocesos, igualmente importantes, la conservación de forrajes conservados durante la primavera por un lado, o su compra, y la administración de los cultivos de inverno que se sembraron en nuestros predios, que formarán la principal alimentación de nuestros animales durante su período de descanso de la lactancia” dice Daniel Molina, jefe del Departamento Agronómico de Manuka.
El proceso de conservación de forrajes es cada vez más importante debido al avance de la sequía que está produciendo mermas en los campos a lo largo de nuestro país. “Es un fenómeno que está llegando para quedarse y por ello es más importante aún tener un balance forrajero óptimo y tener el abastecimiento correspondiente”, agrega Molina.
Es común que durante épocas de prosperidad los campos entreguen un exceso de forraje que se puede recolectar mediante bolos, que corresponde a la conservación de pastos embolsados y que a su vez, realizan un proceso de fermentación para su conservación en un tiempo aproximado de 30 días según las condiciones del tiempo.
Para Daniel, este es un proceso sumamente participativo. “Dadas las dimensiones de Manuka, buscamos agricultores que puedan ayudar a suplir nuestra demanda, solo la temporada anterior compramos más de 110 mil bolos a pequeños y medianos agricultores del sur de chile, desde la Araucanía hasta el sur de la Región de los Lagos” dice, valorando la relación de la empresa lechera con los productores aledaños.
Cultivos de invierno
En Manuka, se realiza la siembra de grandes cantidades de remolacha y coles forrajeras. Desde junio hasta julio, durante el período seco o sin lactancia, las vacas pasan a los potreros con cultivos de invierno, para alimentarse directamente de ellos en potrero.
“El tema de la remolacha forrajera es relativamente nuevo, y nosotros lo trabajamos en grandes extensiones. Los animales deben tener una buena transición para aprender a comerla, y hay que tener la capacidad para preparar buenos suelos que permitan tener una cosecha satisfactoria.” Dado que las remolachas tienen altos niveles de azúcar, su dieta se debe complementar con fibra.
La transición alimenticia se realiza todos los años y consta de un proceso en que las vacas se van acostumbrando de a pequeñas raciones al nuevo alimento. Comienza con un 20% de remolacha y 80% de ensilaje, para ir avanzando gradualmente hasta llegar a un 80% de remolacha y 20% de ensilaje al cabo de 15 días, para luego mantenerse en esta nueva etapa alimenticia hasta el término del periodo seco (60-65 días aproximadamente).