Buscar el desarrollo sustentable del manejo agronómico de sus suelos es una prioridad para Manuka, compañía líder en producción lechera del país. En ese sentido, para que sus praderas permanentes puedan entregar alimento de la más alta calidad por años consecutivos, sin intervenir la estructura del suelo, debe existir un sólido programa de mantención.
Los cultivos de invierno son parte esencial del programa, pues permiten llevar a cabo en forma exitosa el modelo productivo pastoril neozelandés por el cual la compañía es reconocida a nivel mundial.
El plan de establecimiento y mantención de praderas es uno de los grandes desafíos que año a año enfrenta el equipo agronómico de Manuka, debido al crecimiento sostenido del ganado tanto en las plataformas lecheras como en los centros de crianza. Este año por ejemplo, se estima la siembra de aproximadamente 2 mil hectáreas de remolacha y cerca de 3 mil hectáreas de ballicas para nuevas conversiones y nuevos campos en arriendo. A esto se suma, la mantención de fertilización en primavera, de más de 13 mil hectáreas de praderas ubicadas entre las regiones de Los Ríos y de Los Lagos.
Daniel Molina, Jefe del Departamento Agronómico de Manuka, brinda detalles de esta temporada y de los principales desafíos que enfrentan como equipo: “Tenemos una ventana de siembra de 60 días para hacer todas las labores de siembra. Se está avanzando en la medida que los suelos lo permitan. Estos deben tener la humedad adecuada para poder ingresar con los equipos, por lo que esperamos terminar la siembra de la remolacha a fines de octubre.”
El programa de siembras que se realiza anualmente es uno de los procesos productivos más importantes de la compañía, en el cual se siembran las ballicas, cultivos de verano e invierno para la alimentación del ganado.
La rotación de cultivos que se genera con la remolacha, también es altamente positiva para la productividad de las futuras praderas, ya que permite aumentar la fertilidad de los suelos, logrando así el objetivo de producir ballica de primer nivel nutricional para la próxima temporada. El experto encargado del programa explica: “La siembra de remolacha comenzó en 2014 con 16 hectáreas y para esta temporada 2020-2021, estamos alcanzando las 2 mil hectáreas. Todo esto es producto del crecimiento sostenido de la compañía, que va muy de la mano con el número de vacas que van ingresando anualmente al sistema”.
Respecto a los desafíos de esta temporada, Molina explica que el clima ha sido sin duda una de las grandes preocupaciones: “Ha llovido un 51% más que el año pasado en los terrenos más bajos, por lo que los suelos se encuentran saturados de agua, retrasando la entrada de la maquinaria para el inicio del proceso de preparación de suelo y de siembra. Este año contamos con la maquinaria necesaria para cumplir de manera exitosa el plan, ya que pudimos ampliar nuestra capacidad de avance, disponiendo de un 40% más de maquinaria que el año pasado para poder asumir este desafío”.
En relación a la capacidad de maquinaria, es importante destacar el avance y la profesionalización de los prestadores de servicios, quienes han realizado importantes inversiones en maquinaria y equipo durante el úlimo tiempo, además de incorporar tecnología de última generación como el uso de GPS, sensores de caída de semillas y fertilizantes, entre otras, con la tranquilidad de poder trabajar en proyectos a largo plazo con Manuka.
Finalmente, en cuanto al Covid-19 y a sus efectos en el programa de mantención de praderas y cultivos, Daniel Molina especifica: “La pandemia inicialmente nos afectó, particularmente por las cuarentenas que se hicieron en la provincia de Osorno, que complicó la llegada de los prestadores de servicios a Manuka. Este desafío tal como los otros, se han ido solucionando gracias a la experiencia de nuestro equipo agronómico y al trabajo en conjunto que se realiza con las áreas lecheras y de crianza”.